Instituto de Chamanismo Tolteca Humanista, chamanismo para la vida cotidiana.
Instituto de Chamanismo Tolteca Humanista, chamanismo para la vida cotidiana.

LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN A TRAVÉS DEL NAGUAL CARLOS CASTANEDA

 

 

"Que busquen mi cuerpo y analicen el ADN, Yo Carlos Castaneda, como Don Juan, no hemos muerto como la gente lo entiende, nos quemamos desde adentro, conquistando la LIBERTAD TOTAL".(El equivalente a la Ascensión Cristiana, ).

 

Si quieres experimentar el linaje del Nagual  Carlos Castenada y las enseñanzas de

Don Juan con su conexión Cósmica Pleyadiana.

Encuentro de Verano

 

 

(Ya en los círculos cerrados de los alumnos de Carlos Castaneda este afirmó

"existe una base de naguales en las pléyades")


Aquel día, sentados en la parte trasera de su casa en el centro de México, don Juan dijo que el cuerpo energético era de una importancia clave en todo lo que estaba ocurriendo en mi vida. Él veía como un hecho energético el que mi cuerpo energético, en lugar de alejarse de mí (como sucede normalmente), se me acercaba a gran velocidad. - Qué significa el que se me esté acercando, don Juan? -pregunté. -Significa que algo te va a sacar la mugre -dijo don Juan sonriendo-. Un grado tremendo de control va a aparecer en tu vida, pero no tu control; el control del cuerpo energético. - Quiere decir, don Juan, que una fuerza externa va a controlarme? -pregunté. -Hay montones de fuerzas externas controlándote ahorita mismo -don Juan replicó-. El control al que me refiero es algo que está fuera del dominio del lenguaje. Es tu control pero a la vez no lo es. No puede ser clasificado, pero sí puede ser experimentado. Y, por cierto y por sobre todo, puede ser manipulado. Recuerda: puede ser manipulado, por supuesto, para tu beneficio total, que no es, claro, tu propio beneficio sino el beneficio del cuerpo energético. Sin embargo, el cuerpo energético eres tú, así es que podríamos continuar indefinidamente como perros mordiéndose la propia cola, tratando de explicar esto. El lenguaje es inadecuado. Todas estas experiencias están más allá de la sintaxis. La oscuridad había descendido muy rápidamente, y el follaje de los árboles, que momentos antes brillaba de color verde, estaba ahora muy oscuro y denso. Don Juan dijo que si yo prestaba atención intensamente a la oscuri dad del follaje, sin enfocar la mirada sino mirando como con el rabillo del ojo, vería una sombra fugaz cruzando mi campo de visión. -Ésta es la hora apropiada para hacer lo que te voy a pedir -dijo-. Toma un momento en fijar la atención necesaria de parte tuya para lograrlo. No pares hasta que captes esa sombra fugaz negra. Vi de hecho una extraña sombra fugaz negra proyectada en el follaje de los árboles. Era, o bien una sombra que iba de un lado al otro, o varias sombras fugaces moviéndose de derecha a izquierda o de izquierda a derecha, o hacia arriba en el aire. Me parecían peces negros y gordos, peces enormes. Era como si gigantescos peces espada volaran por el aire. Estaba absorto en la visión. Luego, finalmente, la visión me asustó. Estaba ya muy oscuro para ver el follaje, pero aun así veía las sombras fugaces negras. - Qué es, don Juan? -pregunté-. Veo sombras fugaces negras por todos lados. -Ah, es el universo en su totalidad -dijo-, inconmensurable, no lineal, fuera del reino de la sintaxis.

 Los chamanes del México antiguo fueron los primeros que vieron esas sombras fugaces, así es que las siguieron. Las vieron como tú las viste hoy, y las vieron como energía que fluye en el universo. Y, sí, descubrieron algo trascendental. Paró de hablar y me miró. Sus pausas encajaban perfectamente. Siempre paraba de hablar cuando yo pendía de un hilo. - Qué descubrieron, don Juan? -pregunté. -Descubrieron que tenemos un compañero de por vida -dijo de la manera más clara que pudo-. Tenemos un predador que vino desde las profundidades del cosmos y tomó control sobre nuestras vidas. Los seres humanos son sus prisioneros. El predador es nuestro amo y señor. Nos ha vuelto dóciles, indefensos. Si queremos protestar, suprime nuestras protestas.

 Si queremos actuar independientemente, nos ordena que no lo hagamos. Estaba ya muy oscuro a nuestro alrededor, y eso parecía impedir cualquier expresión de mi parte. Si hubiera sido de día, me hubiera reído a carcajadas. En la oscuridad, me sentía bastante inhibido. -Hay una negrura que nos rodea -dijo don Juan-, pero si miras por el rabillo del ojo, verás todavía las fugaces sombras saltando a tu alrededor. Tenía razón. Aun las podía ver. Sus movimientos me marearon. Don Juan prendió la luz, y eso pareció disiparlo todo. -Has llegado, a través de tu propio esfuerzo, a lo que los chamanes del México antiguo llamaban el tema de temas -dijo don Juan-. Me anduve con rodeos todo este tiempo,insinuándote que algo nos tiene prisioneros. Desde luego que algo nos tiene prisioneros! Esto era un hecho energético para los chamanes del México antiguo. - Pero, por qué este predador ha tomado posesión de la manera que usted describe, don Juan? -pregunté-. Debe haber una explicación lógica. -Hay una explicación -replicó don Juan-, y es la explicación más simple del mundo. Tomaron posesión porque para ellos somos comida, y nos exprimen sin compasión porque somos su sustento. Así como nosotros criamos gallinas en gallineros, así también ellos nos crían en humaneros. Por lo tanto, siempre tienen comi da a su alcance. Sentí que mi cabeza se sacudía violentamente de lado a lado. No podía expresar mi profundo sentimiento de incomodidad y descontento, pero mi cuerpo se movía haciéndolo patente. Temblaba de pies a cabeza sin volición alguna de mi parte. -No, no, no, no -me oí decir-. Esto es absurdo, don Juan. Lo que usted está diciendo es algo monstruoso. Simplemente no puede ser cierto, para chamanes o para seres comunes, o para nadie. - Por qué no? -don Juan preguntó calmadamente-. Por qué no? Por qué te enfurece? -Sí, me enfurece -le contesté-. Esas afirmaciones son monstruosas! -Bueno -dijo-, aún no has oído todas las afirmaciones. Espérate un momento y verás cómo te sientes. Te voy a someter a un bombardeo. Es decir, voy a someter a tu mente a tremendos ataques, y no te puedes ir porque estás atrapado. No porque yo te tenga prisionero, sino porque algo en ti te impedirá irte, mientras que otra parte de ti de veras se alocará. Así es que, ajústate el cinturón! Sentí que había algo en mí que exigía ser castigada. Don Juan tenía razón. No podría haberme ido de la casa por nada del mundo. Y aun así, no me gustaban para nada las insensateces que él peroraba. - Pero de qué manera pueden hacer esto, don Juan? -pregunté, de cierto modo más enojado aún por sus afirmaciones-. Susurran todo esto en nuestros oídos mientras dormimos? -No, no lo hacen de esa manera, eso es una idiotez! -dijo don Juan, sonriendo-. Son infinitamente más eficaces y organizados que eso. Para mantenernos obedientes y dóciles y débiles, los predadores se involucraron en una maniobra estupenda (estupenda, por su- puesto, desde el punto de vista de un estratega). Una maniobra horrible desde el punto de vista de quien la sufre. Nos dieron su mente! Me escuchas? Los predadores nos dieron su mente, que se vuelve nuestra mente. La mente del predador es barroca, contradictoria, mórbida, llena de miedo a ser descubierta en cualquier momento. -No es que no pueda aceptar esto como válido, don Juan -dije-. Podría, pero hay algo tan odioso al respecto que realmente me causa rechazo. Me fuerza a tomar una posición contradictoria. Si es cierto que nos comen, cómo lo hacen? - Pero por qué, si los chamanes del México antiguo, y todos los chamanes de la actualidad, ven los predadores no hacen nada al respecto? -No hay nada que tú y yo podamos hacer -dijo don Juan con voz grave y triste-.

Todo lo que podemos hacer es disciplinarnos hasta el punto de que no nos toquen. Cómo puedes pedirles a tus semejantes que atraviesen los mismos rigores de la disciplina? Se reirán y se burlarán de ti, y los más agresivos te darán una patada en el culo. Y no tanto porque no te crean. En lo más profundo de cada ser humano, hay un saber ancestral, visceral acerca de l a existencia del predador.

 Don Juan continuó hincándome su púa más y más profundo. -Los chamanes del México antiguo -dijo- vieron al predador. Lo llamaron el volador porque brinca en el aire. No es nada lindo. Es una enorme sombra, de una oscuridad impenetrable, una sombra negra que salta por el aire. Luego, aterriza de plano en el suelo. Los chamanes del México antiguo estaban bastante inquietos con saber cuándo había hecho su aparición en la Tierra. Razonaron que era que el hombre debía haber sido un ser completo en algún momento, con estupendas revelaciones, proezas de conciencia que hoy en día son leyendas mitológicas. Y luego todo parece desvanecerse y nos quedamos con un hombre sumiso. 5 Quería enojarme, llamarlo paranoico, pero de algún modo mi rectitud inflexible que por lo general se escondía justo por debajo de la superficie de mi ser, no estaba allí. Algo en mí estaba más allá de hacerle mi pregunta favorita: Qué pasa si lo que él dice es verdad? Aquella noche, al tiempo que me hablaba, de todo corazón sentí que lo que me decía era verdad, pero al mismo tiempo y con igual fuerza, sentí que todo lo que me estaba diciendo era completamente absurdo. - Qué me está diciendo, don Juan? -pregunté débilmente. Mi garganta estaba constreñida. Apenas podía respirar. -Lo que estoy diciendo es que no nos enfrentamos a un simple predador. Es muy ingenioso, y es organizado. Sigue un sistema metódico para volvernos inútiles. El hombre, el ser mágico que es nuestro destino alcanzar, ya no es mágico. Es un pedazo de carne. No hay más sueños para el hombre sino los sueños de un animal que está siendo criado para volverse un pedazo de carne: trillado, convencional, imbécil. 

Carlos Castaneda el lado activo del infinito





 

 

 

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